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domingo, 5 de mayo de 2013

Podrías haber vendido tu alma sin saberlo...

Podrías haber vendido tu alma sin saberlo...:

Cuando nos creamos una cuenta en algún sitio, o cuando nos descargamos algo, se nos pide que aceptemos los "términos y condiciones".  ¿Alguien se las lee?  La verdad, siempre creo que esos “términos y condiciones” están redactados de forma tal para que nadie se los lea, ¿o es que alguien tiene tiempo de pasarse 30 minutos leyendo esos términos cada vez que se apunta a un servicio nuevo?  Alguna vez que he empezado a leerlos, me ha entrado dolor de cabeza ya que me da la sensación de que los escriben intencionadamente  con un lenguaje que es imposible entender.

La realidad es que nunca leemos los términos y condiciones y los aceptamos sin ser conscientes de lo que estamos aceptando. Al aceptar estos "términos y condiciones" teóricamente significa que estamos de acuerdo con las 76 páginas redactadas en las que aparecen todo tipo de reglas que te comprometes a aceptar.

Hace unos años, en el día de los santos inocentes, la compañía Gamestation decidió gastar una broma a sus usuarios: introdujo en sus términos y condiciones una cláusula según la cual los clientes que la aceptaran, venderían su alma a la empresa. El 88% de los usuarios lo aceptó (y por consiguiente, le vendieron su alma a la empresa).  Pero me pregunto, ¿hasta qué punto pueden las empresas hacer realmente esto?  Es decir, si en una de estas cláusulas la empresa pusiera que aceptando las condiciones significa que les das tu casa, ¿significa eso que te la pueden reclamar después?  Mi sentido común me dice que no, pero entonces no entiendo qué sentido tienen ni qué función hacen realmente.

Aunque si puedes y por si las moscas, nunca vendría mal echarle un vistazo a esas cláusulas. Cuando las aceptamos, no somos conscientes de que en ocasiones nos sometemos a reglas que son abusivas y solo benefician a la empresa y te perjudican a ti, así que no vendría mal que la próxima vez que te presenten este contrato le echases un vistazo, así te podrías ahorrar alguna sorpresa.


Javier S.



Nuestra cárcel sin barrotes

Nuestra cárcel sin barrotes:

La tecnología avanza a gran velocidad y a medida que hace su camino van saliendo a la venta nuevos aparatos electrónicos sin los que "no podríamos vivir", pero sin los que hemos vivido hasta ahora. Aparatos que muchas veces lejos de solucionarnos la vida nos hacen dependientes de ellos.

Concretamente, constantemente escucho la supuesta libertad que nos proporciona comunicarnos a distancia. Estos avances en la telefonía móvil han marcado un antes y un después en lo que a comunicación personal se refiere. El móvil ha pasado de ser un lujo, a ser una parte indispensable de nuestra vida.

Hoy en día todo el mundo tiene móvil. Quien no lo tiene "es un tipo raro" que no entiende las ventajas de las nuevas tecnologías. Hay quien incluso tiene dos móviles y cada vez se vuelve más frecuente ver a niños de 8 años hablando por el móvil. En los anuncios nos lo venden como un medio de ser libre, de romper con las cadenas, cuando verdaderamente parece que eran más libres aquellos que no los tenían.

Estos aparatos no solo nos atan, están acabando con el contacto humano. Antes, para quedar, por lo menos se llamaba por teléfono y ahora se deja un Whatsapp o un sms y ya está. Más de una vez cuando he quedado con mis amigos me he dado cuenta de que en vez de hablar entre ellos, estaba chateando por el teléfono.

Esto no es una crítica a las nuevas tecnologías, ya que creo que conceptualmente son algo muy bueno. Lo que pasa es que debido a todas las comodidades y entretenimiento le estamos dando un uso excesivo.  Como consecuencia, nos estamos volviendo tecnológico-dependientes, lo cual, en vez de liberarnos, nos esclaviza.



Javier S.


No quiero ser mayor

No quiero ser mayor:

Hace relativamente poco tiempo, el profesor de mi ruta me castigó a sentarme delante en el autobús y escuché a unos niños de 6 o 7 años hablando de que ya querían ser mayores. Se quejaban de su vida de niños y decían que ser mayores era lo mejor, ya que podrían hacer lo que quisieran.

Estos chavales me recordaron a mí cuando tenía su misma edad, ya que tenía esos mismos pensamientos. Me acuerdo que pensaba que ser mayor era lo más guay, que te dejaban acostarte tarde entre semana, que podías pasarte el día jugando con amigos, que podías ver "pelis" de mayores y jugar a juegos a los que no me dejaban jugar mis padres. También podría montarme en esa atracción a la que no podía pasar porque era muy pequeño. Pensaba que cuando fuera mayor, todo sería más fácil y sencillo. Pero ahora, que he crecido, me he dado cuenta de que no es así.

Ahora, me he dado cuenta de que crecer no es tan bueno como un día imaginé. Si me acuesto más tarde entre semana, no es porque esté divirtiéndome, sino porque estoy estudiando. Me he dado cuenta de que esas "pelis" que antes no me dejaban ver, tampoco son tan buenas como me pensaba que serían.  Es más, he llegado a la conclusión de que probablemente las mejores películas que existen y las que más he disfrutado son las películas que veía cuando era un niño. Me he dado cuenta que hacerse mayor no significa divertirse todo el rato, si no actuar con responsabilidad, y eso requiere muchas horas de estudio que no son tan divertidas ¿verdad?

Incluso pequeños detalles, como el hecho de que mi madre me despierte cariñosamente todos los días, saber que apenas tengo deberes, poder dormir cuando quiera y que cualquier juego me parezca entretenido, me parece un lujo. La lástima es que como bien dice el dicho, uno no es consciente de lo que tiene hasta que lo pierde, por lo que voy a valorar ahora, todas las cosas que tiene esta etapa de mi vida, porque seguro que después las echaré en falta.



Javier S.

¿La clave del éxito? El fracaso

¿La clave del éxito? El fracaso:

Cuando escuchamos la palabra fracaso, la solemos asociar a algo negativo, justo lo opuesto a éxito. Sin embargo es el fracaso el que nos impulsa a volver a realizar o a intentar estas actividades en las que hemos fracasado. Nos hace mejorar desde el aprendizaje y la humildad, y es por eso que sin la existencia de los fracasos no habría éxitos.

Os pondré un ejemplo muy bueno: Conocerás a Thomas A. Edison ¿no? Célebre científico que descubrió la bombilla. Has de saber que este científico antes de descubrir la bombilla tuvo muchos fracasos, y si no fueran por estos fracasos, que le impulsaban cada vez más al descubrimiento de la bombilla, nunca la habría descubierto. Él mismo lo dijo:

"No me equivoque mil veces para hacer una bombilla, descubrí mil maneras de cómo no hacer una bombilla"

Como vemos cada fracaso no es un fallo, es un paso más al éxito, por tanto no te preocupes por fracasar en algo, porque por cada vez que falles vas a estar más cerca del éxito.

"He fallado una y otra vez en mi vida, por eso he conseguido el éxito". Michael Jordan


Javier S.