sábado, 30 de marzo de 2013

Volar

Volar:

¿Quién no ha soñado alguna vez en su vida con volar? Una u otra vez recorremos en nuestra imaginación playas desiertas, montañas nevadas y ciudades futuristas a vista de pájaro. Sin embargo, este deseo tan a menudo usado en cómics, películas y libros es en realidad una faceta de una de las aspiraciones más altas del hombre, que es la libertad. Pero no una libertad cualquiera, sino la libertad absoluta; y así, nuestro deseo de obrar a nuestro antojo se visualiza en la posibilidad de recorrer el mundo sin ninguna clase de ataduras, ora volando por parajes desiertos, ora asentándonos en ruidosas urbes.

Sin embargo, no debemos dejarnos embriagar en exceso por este suculento imposible (por ahora...), pues podría ocurrirnos, que pudiendo pensar que podemos obrar a nuestro antojo en cualquier momento (no niego que esto no sea posible), pensemos que estamos por encima de los demás, lo cual no es cierto, y lleguemos a realizar acciones que no tengan en cuenta la dignidad humana, y deteriorándose la propia humanidad, nuestra esencia, debido a esas acciones indiscutiblemente inhumanas. Por consiguiente, volemos, pero volemos juntos, conscientes de las personas que vuelan con nosotros. Y si esas personas se tambalean, ayudémoslas, pues llegará el día en que nosotros necesitemos su ayuda.

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