Hoy volviendo en la ruta he discutido con cierto profesor, no de mala manera claro está. El tema a debatir era sobre la música. No diré qué profesor era, pero sí que defendía fervientemente el rock (en especial Queen).
Mi idea al llegar a casa era la de hacer una entrada enumerando la multitud de razones que hay para decirle que está equivocado (que las hay). Pero, al buscar argumentos, me he dado cuenta de cómo es capaz de cambiar las cosas algo tan aparentemente insignificante como la música.
No sé si sabréis quien es Tupac Amaru Shakur. Era un chico negro que nació en una cárcel de los Estados Unidos, hijo de una mujer que había cometido más de 150 delitos y de un hombre desaparecido (el décimo de la lista de los más buscados del FBI). Por la adicción de su madre al crack tuvo que vender droga para sobrevivir en su infancia. Pero su pasión por el rap le hizo dejarlo y le sacó de lo que habría sido una corta y triste vida para convertirlo en probablemente el mejor rapero que ha habido. Él mismo lo sabía al decir: "I was born not to make it, but I did it" (nací para no hacerlo, pero lo hice).Celine Dion, la pequeña de catorce hermanos de una familia pobre del este de Canadá, no fue querida por sus padres. Estos le llegaron ha decir que era un error producido por un preservativo. Por su talento, pasión y esfuerzo la música la convirtió en la gran cantante que es hoy.
Como estos hay millones de casos. Todos me llevan a sorprenderme en como con esfuerzo y ganas lo más "aparentemente insignificante" puede cambiar el mundo del que se lo propone. Al pensar esto se me viene a la mente que el lema del anuncio de cocacola #razonesparacreer (en un mundo mejor). Lo insignificante como la música puede cambiar el mundo.
Diego R.
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