Todo este proceso que nos ha tocado vivir con la renuncia de Benedicto XVI, el cónclave y la elección del nuevo Papa, ha sido apasionante. Han sido unos acontecimientos que nos han tenido a todos los católicos expectantes. Desde que empezó el cónclave, el miércoles, hasta que salió la fumata blanca, todo eran especulaciones sobre los papables.
Cuando vi a Francisco asomarse al balcón, lo primero que se me pasó por la cabeza fue: este hombre tiene cara de bueno. Nada más. Siempre dicen que la primera impresión es lo que importa, no?
A partir de ahí, me llamó también la atención la elección del nombre Francisco, y el hecho de que era el primer Papa que escogía este nombre, sobre todo si tenemos en cuenta la cantidad de santos que llevan ese nombre. No sé por qué, pero no me parece nombre de Papa.
He leído muchas cosas sobre la vida y la personalidad del nuevo Papa. He descubierto que es un hombre que se caracteriza por su humildad y afinidad con los pobres y los más necesitados, su cara de bueno cada vez me encaja más y no digamos si tenemos en cuenta su admiración por San Francisco de Asís.
A pesar de sus 76 años, parece mucho más joven y lleno de vitalidad, y creo y espero que haga grandes cosas por la Iglesia.
Alvaro D.
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