El bien común, el bien de todos:
El fin de toda persona, en el ámbito temporal, es la felicidad. Todos queremos ser felices y buscar lo mejor para cada momento. Por eso, el hombre busca la felicidad y está destinado a la salvación.
Podemos ponernos a pensar en qué es en realidad el bien común que es una herramienta fundamental para alcanzar esa felicidad.
El bien común es aquello que hace posible a todos los hombres y a cada uno individualmente, el logro más pleno y más fácil de la propia perfección. El problema es que hay que poner en equilibrio la perfección del hombre y el desarrollo de la vida en sociedad, para que cada uno sirva para desarrollar al otro. Esto es, porque desde mi punto de vista, a todos los hombres nos resulta más fácil obtener las distintas metas concretas que tengamos si lo hacemos con la ayuda de los demás. Por lo tanto, el bien común nos afecta a todos y eso es lo fundamental para tener en cuenta la prudencia a la hora de actuar, prudencia para no provocar un mal mayor sobre algo que se quiere solucionar.
El bien común, además, implica la paz, la estabilidad y la seguridad de un bien justo para todos. El bien común por eso también tiene que ser la meta principal de los gobernantes de un país. La autoridad asegura por medios honrados la seguridad de la sociedad. La paz es lo que permite que se den las condiciones para poder llevar a cabo un desarrollo individual y un desarrollo colectivo.
Todo esto en conjunto no es nada fácil, porque además el bien común debería adaptarse a la realidad de cada momento... está claro que no todas las situaciones son iguales y que no todos en esta sociedad estamos en las mismas condiciones aunque tengamos los mismos derechos por el hecho de ser personas. Aún así, todos los hombres, se puede decir que de una forma u otra, tenemos la obligación de participar en la sociedad. La libertad supone límites que el hombre se pone a sí mismo y que surgen de uno mismo o le vienen impuestos desde fuera. Es necesario para una sociedad formar parte activa de una obra común, y el objeto de esa participación tiene que ser el propio bien común. Para conseguir ese bien común es necesario trabajar, y esto debe hacerse con métodos o instrumentos adecuados al hombre ya que el fin no justifica los medios.
Pelayo L.
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