domingo, 10 de marzo de 2013

La Montaña

La Montaña:

La vida es como una Montaña. Sí, Montaña con mayúsculas ¿Qué por qué? Pues porque esta Montaña es la más inexpugnable, ardua, y brutal que vamos a encontrar jamás. Y, sin embargo, el éxito que obtendremos si llegamos a coronarla será difícilmente superable. No os engañéis, la Montaña, llegado el momento, os arrojará sus ventiscas más gélidas, os verá envuelto en sus aludes, os lanzará a la más profunda grieta, o conseguirá que perdáis el rumbo y que nunca más lleguéis a ninguna parte. Pocos serán los momentos de descanso, pues uno no debe descuidarse, pero valdrán la pena. El resto de esta entrada son dos consejos para todo aquel que decida llegar a lo más alto de esta colosal "prueba de la naturaleza". A todos aquellos que vayan a coronarla, me gustaría darles unos consejos.

El primero de ellos es el siguiente: consíguete un buen material y un buen equipo. Un buen material incluye una ruta de ascenso, y el material necesario para esa ascensión; pues alguien que planea llegar a la cima no debe usar el mismo equipo que alguien que sólo va a subir unos metros desde la base. Te recomiendo ser un experto en algo, y tener unos ideales claros; de esta manera, siempre habrá una ruta posible. Una cosa sobre la ruta, escojas cual escojas: no debes andar grandes distancias unos días, y quedarte quieto unos meses, pues correa el peligro de desfallecer en cualquiera de esos días y precipitarte al vacío. Mucho mejor ir poco a poco, y asegurando terreno.

El segundo consejo es más sencillo y a la vez más complicado, consiste en que te busques tres o cuatro locos más que estén dispuestos a subir a tú mismo destino. De esta manera, cuando te fallen los ánimos, las fuerzas o te resbales en un punto peligroso, siempre tengas alguien en quien confiar. Esto puede parecer sencillo, puesto que hay mucha gente en el mundo, y todos acabaremos subiendo la Montaña. El problema es que cuanto a más altura esté tu meta, menos gente está dispuesta a llegar adonde tú quieras llegar. Personas que queramos llegar a la cima ya sólo quedamos un par de locos, y cada vez menos. Creo que es porque la gente cada vez quiere hacer menos esfuerzo, y se contenta con asentarse cada vez más abajo, por lo que tienen que subir menos. A esas personas me gustaría decirles que si igual a mí cuando estoy subiendo me cae una bola de nieve, o una piedrecita, a ustedes es muy probable que les caiga un alud.

Resumiendo, a los locos que quieran subir hasta que el alma les falle, les deseo fuerza, honor, y otros tres locos. A los otros, suerte con el alud.

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