Pensaréis que os voy a hablar de hombres excepcionales que tienen los récords de subir más rápido los 14 "ocho miles, hazaña de la que pocos pueden sentirse orgullosos de haber conseguido.
Pues no, os voy a hablar de otra cosa muy diferente que ya conoceréis todos, de los calzoncillos Kiff Kiff. Seguramente los llevaréis puestos ahora mismo mientras leéis esta entrada, y también seguramente no estén más abajo del obligo, ya que la finalidad de estos calzoncillos no es la que tienen los calzoncillos corrientes, sino que es escalar lo más alto que puedan y molestarte durante todo el día.
Te consiguen complicar la vida como nadie: llegan a molestarte tanto que te obligan a colocarlos en su sitio en momentos embarazosos, como en medio de clase o en medio de una conversación; y no olvidemos lo que ocurre al ir al inodoro, que miras a tu alrededor y ves que todos se bajan la cremallera y punto, pero tus "maravillosos" Kiff Kiff te obligan a desabrocharte el pantalón entero porque están a la altura de tus costillas.
Por lo que mi conclusión es: ¡No os compréis calzoncillos kiff kiff!
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