Friedrich Nietzsche imaginó hace tiempo al Superhombre. Un ser inteligente sin ningún tipo de barrera ética ni moral. Un ser dependiente únicamente de sí mismo, sin limites de ningún tipo, que vive según su capricho. Solo le interesa su propio placer y bienestar.
100 años después, el Superhombre se ha extendido por toda la sociedad, hasta ser el tipo humano más común. Cada individuo de nuestra sociedad actual busca su único beneficio y satisfacer su propio capricho. Es por eso que los políticos roban, los empresarios estafan y los trabajadores engañan. Cada persona busca vivir lo mejor posible, olvidándose de todo aquello que no sea él mismo. Nadie quiere problemas, ni líos. Nadie defiende a nadie. Cada uno quiere vivir una vida perfecta dedicada solo a uno mismo. El hedonismo más absoluto.
Aprovechándose de todos los avances tecnológicos en campos como la informática o la medicina, la sociedad ha conseguido llevar este modo de vida a la práctica, pero hundiéndose cada vez más en su propia miseria.
Pero en 2008 ocurrió el cataclismo. Una crisis económica provocada por el ansia de bienes se desató. De pronto mucha gente descubrió que no podía pagar la hipoteca de su segunda casa, ni el préstamo de su coche. Muchos empresarios descubrieron que tenían que echar a todos los “enchufados” que habían contratado, que su dinero desaparecía, que tenían que rendir cuentas de sus fraudes. Los políticos se encontraron con pueblos rugientes que les exigían que se les devolviera lo suyo.
Cuatro años llevamos sufriendo esta crisis, y vamos camino del quinto. Todo el mundo desea volver a los dorados años 2000, donde todos tenían su televisor de plasma, su casa en la playa, sus vacaciones en la nieve, su mercedes aparcado en el garaje. Pero no se dan cuenta de que ese tiempo no podrá volver en mucho tiempo. No podremos salir de esta crisis hasta que la sociedad cambie su forma de pensar, hasta que no se mentalicen de que todos dependemos de todos y que sin solidaridad no llegaremos a ninguna parte. Cuando descubramos que un Superhombre es peligroso, y una sociedad de ellos, letal, solo entonces, acabará la crisis.
Si Nietzsche postulaba que el Superhombre sería el ser superior que regiría el mundo, yo predigo que una sociedad de Minihombres será infinitamente mas fuerte, segura y cómoda para todos.
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