Existen momentos. Momentos escalofriantes, que desearías que nunca acabaran. Momentos especiales, que los otros no pueden entender, o a duras penas lo hacen. Como cuando oyes tu canción favorita y se te pone la carne de gallina, mientras tú y esa canción os fusionáis en uno y viajais a lugares lejanos. O como cuando besas por primera vez a esa chica que para ti es especial, y sientes que te vuelves enorme, o que el universo se hace pequeño. Solo existís tú y ella, y nada más. O esas tardes de verano en las que te sientas en una hamaca con un amigo y una bebida a ver atardecer mientras comentáis el día y os reis un rato.

Es en esos momentos cuando realmente te sientes vivo, cuando ves que merece la pena seguir viviendo, cuando la vida adquiere todo su sentido. Y es por esos momentos por los que te levantas cada día dispuesto a comerte el mundo, buscando esos pequeños momentos de vida y plenitud. En eso consiste VIVIR.
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